Escrito por Luis
Gallego Ponce militante de CNT-AIT Málaga
Era
uno de los mejores conductores de taxi de Málaga. Rebelde por temperamento ante
toda injusticia surgiera donde surgiera.
Fue
uno de los pioneros de las J.J.L.L. en cuya fundación tomó parte, poniendo
sobre esta nueva organización juvenil toda la fogosidad de su temperamento
activo.
Su
primera detención data del año 1.932, cuando la policía trataba de evitar la
celebración de una gira organizada por el ateneo de Divulgación Social,
permaneciendo en la cárcel 15 días en calidad de preso gubernativo. Sale de la
prisión más animado que entrara y comienza a crear grupos juveniles en todas
las barriadas. Aunque su temperamento no encajaba plenamente en el de los
organizadores, sino en el de los hombres de acción.
Los
periódicos del Movimiento Libertario no llegaban a su destino. La policía "republicana" los
retenía en la estación, con arreglo a la táctica reaccionaria de aquellos
republicanos burgueses.
-"
Hay que hacer algo positivo (solía decir),
para que nuestra prensa sea leída, para
ello, es necesario demostrarle a las autoridades que no estamos dispuestos a tolerar sus caprichos”.
La
prensa era trasladada desde la estación del ferrocarril a la central
repartidora, en un carro tirado por tres caballos.
Antonio,
expuso la necesidad de que; si los trabajadores eran privados de leer nuestra
prensa, debíamos privar también a los
burgueses de leer la suya. Una mañana,
en la cruz que hace la calle Salitre con
Plaza de Toros Vieja, el carro era parado por cinco jóvenes libertarios. Antonio era
uno de ellos, avanzando tranquilamente
por medio de la calle, se dirigió al carrero conminándole a que bajase del
pescante, este hace resistencia, pero nuestro amigo le convence de la inutilidad
de la misma, desengancha los tres caballos, entregándolos a uno de sus
compañeros quien los aleja del carro,
rocía el mismo de gasolina, le prende fuego. Toda la prensa portadora de
mentiras y calumnias contra los hombres de la C.N.T., se convierte en una
inmensa hoguera. En este mismo instante, un guardia civil que pasaba por el lugar, dispara contra el grupo.
Antonio se arrima a él tranquilamente y
logrando desarmarlo, luego, le deja marchar diciéndole:
-Dile
a tus jefes que, mientras la prensa anarquista sea interceptada, nosotros no
regatearemos ningún esfuerzo para repetir este hecho.
Al
día siguiente nuestra prensa era vendida en los quioscos de la capital; era la
única razón capaz de convencer a las autoridades republicanas.
Antonio,
interviene en cuantas huelgas se declaran en Málaga, hasta que en 1.934 es detenido con Miguel Molina Salado
por la muerte de un guardia de asalto, caído en la calle Lagunillas, al enfrentarse éste a un grupo de huelguistas
contra los que dispara. Conducido al Cuartel de la Guardia Civil, y con el fin
de salvaguardar la libertad de sus compañeros, se hace responsable de todas las
acusaciones, haciendo suya toda la responsabilidad.
Frente
al Tribunal de Urgencia que le juzga por
éste hecho, junto a los compañeros Molina, Pareja y Gallego, muestra un
humorismo que pone fuera de sí al fiscal Sr. Villarejo, quién comienza su
acusación diciendo:
-Antonio
García Álvarez " alias " el chofer....
Antonio
le interrumpe
-El
Sr. Villarejo, " alias " el
Fiscal debería distinguir un oficio de
un mote.
Aquí
el presidente le llama la atención,
Antonio se encara con él:
-Sr.
presidente, en este entierro usted no lleva vela, el fiscal me ofende y yo no
estoy dispuesto a tolerarlo.
El
presidente le amenaza con celebrar el juicio sin su presencia y Antonio le
responde:
-Los
que vais a dejar la sala cómo no moderéis el lenguaje sois vosotros.
El
público lanza una gran carcajada que corta la campanilla presidencial.
Entra
el primer testigo de cargo. Se trata de un guardia de asalto al que el fiscal
requiere señale a los procesados que él conozca. Pasea su mirada sobre los
cuatro jóvenes, parándose en Antonio,
señala:
-Sí, a este
le conozco.
-He
tenido más suerte que tu padre (dice Antonio) al que seguramente no conoces.
El
público vuelve a reír ante el azoramiento del testigo, que se contradice en
varias ocasiones ante las interrupciones de Antonio. Su abogado, Jesús
Mendizabal de la Fuente, le requiere para que deje desarrollarse el proceso
normalmente y Antonio le contesta:
-Es bastante difícil para mi poder serenarme ante una comedia cómo ésta,
en la que, sin haber solicitado un papel, soy protagonista. Ya podéis dejaros
de tanta pantomima y condenarnos; no nos lograreis asustar, ni con la
cárcel, ni con el patíbulo.
El
fiscal vuelve al interrogatorio:
-¿Tiene
usted padre?
-No
todos vamos a tener la desgracia de ser jueces.
-Limítese
a responder solamente sí o no - le advierte el presidente -.
¡No me da la gana. !
-Usted
mismo se está condenando - le recalca el magistrado que preside -.
-Igual
que ustedes - dice Antonio -.
El
presidente, dirigiéndose a los guardias civiles, les dice;
-Retiren
al procesado de la sala.
-Sr.
Presidente, (interviene Antonio), no
moleste a estos señores que se están
quedando dormidos, dígales que me suelten, que yo me iré sólo.
Cuando
era conducido fuera de la sala, se vuelve,
dirigiéndose al público le dice:
-¡
Se acabó la vista !
El
público ríe de nuevo, no sirviendo de nada la campanilla que suena sin
conseguir imponer silencio. Media hora después, vuelve a ser conducido ante el
Tribunal, al que saluda cómo si se tratase de antiguos conocidos.
- ¿
Qué Sr. Presidente, se le ha pasado el dolor de estómago ?
Éste
le vuelve a llamar al orden. Antonio se dirige al público:
- ¡Nada! Que no quiere operarse.
Es leída
la sentencia: Antonio García, Molina y Gallego, en libertad. José Pareja,
cuatro años, dos meses y un día de prisión. Antonio se levanta protestando por
la condena. Pareja se pone contento por la libertad de sus
compañeros, les estrecha con sus manos esposadas, Antonio sigue protestando:
-Si
vosotros le condenáis, nosotros lo liberaremos, aunque en ello nos vaya la vida.
Solo
Antonio es puesto en libertad, Pareja, condenado; Molina, retenido, por
atentado a la autoridad, y Gallego, gubernativo queda en prisión.
Días
después, un " chorizo "
regenerado en la prisión por el contacto con los anarquistas en el mismo centro
penitenciario, logra fugarse desde la Audiencia, donde había ido a
comparecer. Poniéndose en relación con
Antonio, comienzan a trazar entre ambos un plan para liberar a los presos. La policía
les sigue de cerca, sosteniendo con
ellos varios altercados. En uno de ellos, es herido en la oreja derecha el
fugado apodado el Gato, Antonio le insta a que huya mientras él distrae a la
policí, el otro se niega, y por un milagro de la valentía, logran salir ambos
de aquel infierno de fuego. Durante tres horas
cerca del cementerio de San Rafael, Antonio sostiene a raya a la
policía, mandada por el comisario Bordes.
Cuando
se hallaba con su compañera y una niña de corta edad, es detenido y conducido a prisión,
con el cuerpo hecho una pura llaga por los palos recibidos en la
comisaría de policía.
La
amnistía que el pueblo dio el 19 de julio de 1.936 nos lo devuelve. Al volante, nos conduce a muchos pueblos a
combatir al fascismo. La pérdida de Málaga, le arroja cómo a miles de malagueños
a Almería. Se incorpora a la 88 Brigada destinada en el frente de Pozoblanco. Es chofer de
Sanidad, con su ambulancia, cruza por las
zonas batidas para conducir a los heridos.
La
guerra nos había distanciado. Nos encontramos un día en el Hospital de Hellín.
Hablamos de la situación de la Guerra.
-
" No hay nada que hacer, los
antimilitaristas se han convertido en generales y han olvidado la revolución,
que es lo único que nos puede dar el triunfo frente al fascismo”.
Nos despedimos. Él marchaba para Andalucía, yo para Madrid.
Lo
que enfrentó al pueblo español con la traición militar fascista, fue el
espíritu revolucionario, encajado éste a las necesidades de la guerra, desaparece la heroica resistencia y el espíritu
combativo, produciéndose la desbandada inevitable. Los revolucionarios exponían
sus vidas por el triunfo de la causa del pueblo; los militaristas trataban de
conservar las suyas, para arrastrarlas después del fracaso por el exilio.
Antonio
fue de los que no pudo o no quiso huir, fue detenido y conducido a la prisión
de Málaga. Su largo historial revolucionario, era suficiente título para
ganarse el pelotón de ejecución. Al contrario que Yrigoy, fue locuaz ante los
jueces, haciéndose responsable de lo que había y no había hecho. El sabía que
le matarían, queriendo con su actitud,
salvar al mayor número de compañeros posible. Ante el Tribunal Militar que
le juzgó se declaró anarquista revolucionario,
haciendo crítica severa contra el régimen franquista. Manifestó que el tribunal que le juzgaba era
incompetente, porque según sus propias palabras;
-
" Un Tribunal de traidores y asesinos no puede juzgar imparcialmente a un
hombre leal y honrado”.
Y gritó ante
sus jueces:
-¡Ya
se lo que me espera, pero matarme antes que el pueblo os pierda el miedo!
Encerrado
en la misma celda que estuviera Mariano
Yrigoy, se le dio la misma muerte, con su sangre escribió en
el Muro C.N.T.
El cadáver
de Antonio fue sacado de la prisión ante la admiración de los presos. Su vida
pertenecía a la Revolución perdida; aquella,¡Para qué la quería ya!
El
nombre de nuestro amigo, fue recordado con admiración durante mucho tiempo por
los presos, y en mi corazón de amigo, guarda un lugar preferente y lo referiré
siempre cómo lo que era; como un ANARQUISTA, como un hombre de pelo en pecho.
Se acompaña a este escrito algunas
páginas del libro "Guerra civil en Málaga 1936-1937" de Juan A. Ramos, que habla y hace una pequeña
biografía de Antonio Garcia
Álvarez
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